El Misterio de la Tumba del Emperador
La ciudad de Xian, situada en el centro de China y capital de la provincia de Shaanxi, es conocida en todo el mundo por el famoso ejército de guerreros de terracota. Fue descubierto por unos granjeros mientras cavaban para hacer un pozo de agua en las afueras de la ciudad en 1974 y merece la pena viajar desde cualquier lugar del mundo para visitar este impresionante yacimiento arqueológico, considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1987. Sin embargo, lo que no tanta gente sabe es que los guerreros de terracota pertenecen a un complejo funerario mucho mayor que todavía hoy permanece rodeado de misterio y de preguntas aún por responder: el Mausoleo del Emperador Qin Shi Huang.
Guerreros de terracota
¿Quién fue Qin Shi Huang?
Qin Shi Huang (259-210 a.C.) fue el fundador de la Dinastía Qin y es considerado como el primer emperador de la China unificada ya que, tras conquistar los estados independientes (también conocidos como los Reinos Combatientes), se autoproclamó “Huangdi”, que es como hoy en día se conoce a los emperadores chinos que dirigieron el país durante más de dos milenios.
Estatua del emperador Qin Shi Huang
Ascendió al trono (aunque bajo un regente) cuando tenía 12 años y comenzó a gobernar a los 21. Fracasó un golpe de estado contra él e intentaron asesinarle al menos tres veces. Tras derrotar al último estado independiente, se proclamó el primer emperador del país. Abolió el feudalismo, dividiendo el país en provincias y conectando éstas mediante carreteras y canales. Estandarizó las unidades de medida y unificó las monedas y la caligrafía de los distintos estados. Ordenó construir un inmenso muro para defenderse de las tribus del norte, que es considerado como un precursor de la posterior Gran Muralla China.
Qin Shi Huang temía enormemente a la muerte. Viajó tres veces a la Isla Zhifu donde, según una leyenda, se encontraba una montaña que escondía el secreto de la inmortalidad, y envió multitud de expediciones en busca del legendario elixir de la vida eterna; expediciones que, temiendo la reacción del emperador ante su fracaso, casi nunca regresaban. Qin Shi Huang falleció a los 49 años durante un viaje por el este del país; se cree que ingirió mercurio, aconsejado por uno de sus alquimistas, creyendo que le haría inmortal. Aunque tuvo cuatro hijos, nunca nombró sucesor a ninguno de ellos, porque confiaba en que no iba a ser necesario. Obviamente, se equivocó. Tras su muerte, comenzó una guerra civil. El país que él había unificado volvió a desmembrarse; la dinastía, que Qin Shi Huang predijo que se mantendría durante 10.000 generaciones, sólo duró tres años más.
La Inmensa Tumba del Emperador
Su miedo a la muerte hizo que ordenara comenzar a construir su tumba cuando sólo tenía 12 años. Para realizar la gran construcción en la que sería enterrado, fue necesario que una gran cantidad de obreros se desplazaran al lugar elegido, a los pies del Monte Li, en el condado de Lintong, en las afueras de Xian. La cifra total varía según las fuentes, desde un mínimo de 300.000 hombres, hasta más de 700.000. No fue terminada hasta varios años después de la muerte de Qin Shi Huang.
Maqueta del mausoleo
Historiadores de dinastías posteriores han dejado escritos que describen la monumental obra de la tumba de Qin Shi Huang. Sima Qian, considerado el padre de la historiografía china, narró en sus Memorias Históricas que ésta contenía “palacios y torres para un centenar de oficiales” y multitud de objetos y tesoros. Además, en su interior se simularon, utilizando mercurio, los dos ríos principales de China: el Yangtsé y el Río Amarillo, y el techo se decoró con constelaciones celestiales, y se construyeron numerosas trampas para proteger la tumba. Qin Shi Huang pretendía continuar gobernando su imperio desde el más allá. Los continuos hallazgos en la zona tras el descubrimiento de los guerreros han confirmado la veracidad de lo escrito por Sima Qian.
Su propio hijo ordenó matar todas las concubinas de Qin Shi Huang que no hubieran tenido hijos, para que así le acompañaran en la vida eterna. Al terminal el funeral, ordenó bloquear el pasillo y cerrar la puerta exterior de la tumba, atrapando así a los artesanos en el interior, para que nunca pudieran revelar el funcionamiento de las trampas ni la existencia de todos los tesoros.
Existen registros escritos de la existencia de la tumba de Qin Shi Huang desde casi un siglo después de su muerte, pero no fue descubierta hasta el siglo XX, cuando unos granjeros desenterraron el primero de los guerreros de terracota mientras cavaban un pozo a más de un kilómetro del montículo bajo el que se encuentra la tumba del emperador, dando lugar a uno de los más importantes descubrimientos arqueológicos de la historia. Este inmenso ejército formado por soldados, caballos y carros, protegía la tumba del emperador. Aunque actualmente se han descubierto más de 2.000, se cree que hay aproximadamente 8.000 soldados. A pesar de la grandiosidad del ejército de terracota, que ha dado fama mundial a la ciudad de Xian, éste es sólo una pequeña parte del inmenso complejo funerario de Qin Shi Huang, el primer emperador.
El Mausoleo en la actualidad
El mausoleo, que tardó 38 años en construirse, abarcó más de 56 km2, unas 78 veces el tamaño de la Ciudad Prohibida de Beijing aunque, de la parte de la superficie, sólo queda la colina en forma piramidal de 76 metros de altura (se cree que antiguamente superaba los 100 m) bajo la que se encuentra la tumba de Qin Shi Huang, a unos 30 km al este de la ciudad de Xian. El mausoleo se diseñó siguiendo el modelo de la ciudad de Xianyang, antigua capital de la dinastía Qin, y se divide en dos partes: una ciudad interior y una exterior, ambas rodeadas por sendos muros, dando una forma relativamente similar al carácter chino “hui” ( 回 ), que significa “volver”. Entre ambos, había jardines, templos, establos y casas para los oficiales.
Increíblemente, la cámara funeraria que se encuentra en el centro del mausoleo y contiene la tumba del emperador Qin Shi Huang aún no ha sido abierta, lo que ha generado un intenso debate entre quienes son partidarios de desenterrarla y quienes no. A pesar de que sigue enterrada a más de 30 metros de profundidad, se han utilizado varios métodos para inspeccionar el terreno. Investigaciones con sondas magnéticas indican que hay un gran muro rodeando el palacio que se encuentra bajo el montículo. Este muro está tapiado en la parte superior, por lo que la tumba estaría cerrada herméticamente. Tendría forma rectangular, con aprox. 100 metros de largo y 70 de ancho, y una altura de 15 metros. Estos gruesos muros habrían protegido la tumba durante más de dos milenios, a pesar de encontrarse en una zona de intensa actividad sísmica. Mediante sondas y sensores, se han detectado que la concentración de mercurio bajo la pirámide es cien veces más alta de lo normal en algunas zonas, lo que para muchos es la prueba de la veracidad de las descripciones de Sima Qian, que indicaban que se había utilizado este metal para simular ríos, lagos y mares en la tumba de Qin Shi Huang.
¿Se debería abrir la tumba?
Conociendo la existencia y la localización exacta de semejante tesoro arqueológico, es comprensible que haya opiniones defendiendo que se debería excavar y abrir la tumba de Qin Shi Huang. Además del lógico incremento turístico que supondría poder visitar la tumba del primer emperador de la China unificada, se podría evitar que los ladrones intenten profanar la tumba de Qin Shi Huang y la gran cantidad de tesoros que fueron enterrados con él. Ya se han dado casos de ladrones que han intentado cavar túneles para robar las joyas y reliquias que el emperador mandó enterrar con él. Además, Xian se encuentra en una zona sísmica en la que frecuentemente hay terremotos. Aunque la gran mayoría son de poca intensidad, algunos investigadores creen que la tumba debería ser desenterrada para poder protegerla.
Entrada del Mausoleo de Qin Shi Huang
Sin embargo, no parece que el gobierno chino vaya a plantearse abrir la tumba de Qin Shi Huang en un futuro cercano. El motivo principal es que actualmente no se dispone de la tecnología necesaria para evitar el deterioro de la enorme cantidad de tesoros que se supone que se encuentran en la tumba de Qin Shi Huang. Quienes se oponen a la apertura de la tumba argumentan que, en el caso de los guerreros de terracota, la pintura que los cubría se deterioró rápidamente al contactar con el oxígeno cuando fueron desenterrados. Para evitar un efecto similar con los artefactos que pueda albergar la tumba del emperador, se esperará a disponer de mecanismos adecuados que puedan asegurar una conservación correcta. Dado que no podrían utilizarse excavadoras, explosivos o cualquier otro dispositivo que pudiera dañar las reliquias que permanecen enterradas, todo el trabajo tendría que ser realizado manualmente. Esto implicaría un proceso extremadamente largo (y costoso), que además requeriría resguardar la obra de la lluvia y el viento. Hoy en día, no hay técnicas de excavación, restauración y preservación que garanticen el éxito de una obra tan descomunal. Hay que tener en cuenta que hace más de tres décadas que se descubrieron los guerreros de terracota y hasta ahora sólo se han desenterrado menos de la tercera parte de ellos. Y la zona del mausoleo es unas trece veces mayor que las fosas de los guerreros.
Son muchos quienes, a pesar de la curiosidad ante el que sería uno de los hallazgos más importantes de la historia, defienden que es necesario esperar hasta estar completamente seguros de poder sacar a la luz los tesoros con total seguridad. El arqueólogo Zhang Yinglan, que dirigió las excavaciones de los guerreros durante casi una década, opina que “Sólo hay una tumba de Qin Shi Huang. No podemos permitirnos errores.”
Además, también hay quienes creen que las trampas que se instalaron hace más de dos mil años en la tumba para protegerla de intrusos, que incluirían flechas disparadas de forma automática a quien se adentre en ella, podrían seguir operativas, y que el mercurio presente en la tumba podría suponer un peligro mortal si se entra sin la protección adecuada y también dañar el medio ambiente de la zona.
Así mismo, hay un debate sobre si la tumba habría sido ya saqueada o si se encuentra relativamente intacta. La mayoría de expertos cree que la gran cantidad de mercurio presente indica que la tumba no ha podido ser abierta. En caso contrario, el mercurio se habría volatilizado. Tampoco hay indicios de que se haya conseguido llegar a los pasillos por los que se accede.
Ya que la tumba continúa enterrada, el Mausoleo de Qin Shi Huang no tiene el interés turístico del cercano ejército de terracota aunque, de camino a los fosos donde se encuentran los miles de guerreros ya desenterrados, se puede subir a la cima de la pirámide de 76 metros bajo la cual continúan descansando, más de dos mil años después, los restos del primer emperador.
Pagoda del Ganso Salvaje, Muralla de la Ciudad, Torre del Tambor y Barrio Musulmán
Xian es una parada imprescindible en cualquier viaje a China. Aunque no es tan grande como las inmensas Beijing, Shanghai o Guangzhou, la espectacularidad del ejército de guerreros de terracota atrae a millones de turistas todos los años. Pero Xian ofrece mucho más a sus visitantes. Su impresionante muralla -que se conserva en su totalidad y se puede recorrer en bicicleta-, la Pagoda del Ganso Salvaje, el barrio musulmán con su Gran Mezquita y sus puestos de comida callejera, la Torre del Tambor y la Torre de la Campana son atracciones turísticas que hacen que merezca la pena pasar al menos un par de días en esta ciudad, capital de la provincia de Shaanxi, en la que parece que los guerreros seguirán custodiando la tumba de Qin Shi Huang durante muchos años.
Enviar Consulta
Qué Dicen Nuestros Clientes
“Respuesta rápida” “Guía muy informado” “Conductor práctico” “Muy recomendable”- Certificado de Elección del Viajero de TripAdvisor desde 2012
- 6000+ reseñas positivas
- 98% nos recomendaría